Elod Tóasó, fotografiado en el hotel Buganvillas de Santa Cruz, a mediados de diciembre último. Era el encargado de las espías informáticas del grupo armado de Rózsa Flores en Bolivia. La Paz, 28 abr (ABI) - Elod Tóasó, el húngaro-rumano de 29 años aprehendido en la operación antiterrorista el pasado 16 de abril en la ciudad boliviana de Santa Cruz, era el "eslabón informático" de la célula de mercenarios internacionales desbaratada ese día por la Policía local, y había sido encargado de las espías y escuchas telefónicas de la organización irregular. Lejos, en realidad, del "muchacho aventurero" en busca de ganarse el sustento diario de supervivencia que describió con candidez paternal el embajador de su país, concurrente en La Paz, Matyas Józsa, Tóasó recibió entrenamiento militar en sus juntas en Bucarest con el húngaro rumano Magyarosi Árpád compañero de claustro universitario y abatido en un hotel en Santa Cruz en choques armados con la Policía boliviana hace dos semanas. Tóasó, una de cuyas fotografías portando un rifle de francotirador con mira telescópica de alta precisión, publica el martes en portada el periódico independiente Opinión, de Cochabamba, devino en mercenario influido por Magyarosi Árpád y, por vía de este último, también por el boliviano húngaro croata Eduardo Rózsa Flores, articulador de la célula internacional de mercenarios enquistada en Bolivia. La fotografía fue captada a mediados de diciembre anterior en el hotel Buganvillas, uno de los más exclusivos de Santa Cruz, donde el grupo armado permaneció durante más de dos meses a costa de terceros, hasta ahora desconocidos, los que Rózsa Flores describe, en una entrevista en setiembre último, en Budapest ante el periodista Andras Kepes, como "los financiadores" o "contactos" bolivianos y proveedores de armas. Según reconoció la gerencia "de dicho hotel de cinco estrellas, el grupo terrorista se alojó en el Buganvillas utilizando falsas identidades", destaca el impreso de Cochabamba. Tóasó, que la víspera, más de dos semanas después de aprehendido -junto a Jorge Tadik, un ex militar formado en centros bolivianos y con raíces húngaras, en las habitaciones contiguas a las de Rózsa Flores, del irlandés Dwyer Michael y Magyarosi Arpád, desde donde se enfrentó a la policía boliviana con armas de fuego ese jueves de mediados de abril- tenía crédito aún en el embajador de su país que, pese a ver al grupo armado en una cinta de vídeo que deja en evidencia la trama magnicida en Bolivia, volvió a apostar por la inocencia y derroches aventureros de su connacional. "Ese señor para mí está lejos de ser terrorista. Joven, 29 años, que cometió errores y yo creo que este señor le invitaron a venir acá ofreciéndole que van a pagar esa cosa y tal cosa, no sabía en que senda va a pisar (…) Yo creo que ese señor como no tenía plata, la crisis toca a Hungría también, nosotros estamos muy abajo, entonces eso, esa es una derivación que la gente no tiene plata, era joven y estaba buscando aventura y aceptó una cosa lo que yo creo que no había pensado", dijo el diplomático que ha tratado de interceder por su coterráneo. En Hungría, Tóasó era conocido por integrar un grupo de denominados szecklers, que se consideran a sí mismos descendientes directos de los húngaros puros, reseña Opinión. Junto a Magyarosi Árpád , Tóasó integraba la célula militar de ultraderecha Szekely Légió (www.sekekely.tk), que sirvió en la guerra de Croacia de formación paramilitar y que detonó, en base de atentados terroristas, la guerra secesionista en la ex Yugoslavia, en la década de los ’90. Michael Dwyer, irlandés, cuyas vinculaciones con grupos sociales de jóvenes revelaron en las últimas horas las televisoras de Santa Cruz y una de cuyas parejas sentimentales , una estudiante brasileña, declinó platicar con la prensa en Santa Cruz, trabajó para la I-RMS, unidad antiterrorismo creada por el gobierno de Dublin. Dwyer se puso al servicio más tarde de la célula de seguridad de la petrolera transnacional Shell y formó parte de patrullas que reprimieron a campesinos del condado de Mayo. En ese condado conoció al húngaro rumano, Tibor, un experto entrenado en combate dentro de aviones, combate cuerpo a cuerpo y parte de un equipo de ‘airsoft’, que ofrecía dar cursos con módulos de sabotaje, armamento, equipos de visión nocturna y carros blindados. Dwyer ingresó a Bolivia, procedente de Irlanda, presumiblemente entre setiembre y noviembre últimos, junto al húngaro Rébész, además de otro húngaro y un polaco, de acuerdo con informes dispwersos recabados en la internet.